Esta madrugada del domingo 7 al lunes 8, a partir de las 00.30 hora española, dará comienzo uno de los eventos más espectaculares que se producen cada año por estas fechas: la Super Bowl. El partido, que en su edición 55 se celebra este año en Tampa Bay, enfrentará a los anfitriones Bucaneers (primera vez en la historia que un equipo local llega a la Super Bowl) y los vigentes campeones, Kansas City Chiefs. Pero en esta entrada no venimos a hablar de la cuestión deportiva, si no que nos atañe más el punto de vista de la organización del evento en sí.
El Supertazón (como se le conoce en los países latinoamericanos), es el partido final de la liga estadounidense de fútbol americano (NFL), que enfrenta a los ganadores de las dos conferencias en que se divide el campeonato (la Conferencia Nacional –NFC- y la Conferencia Americana -AFC) desde 1967.
En primer lugar, veremos cómo se da la bienvenida a los jugadores de los dos equipos, posiblemente con un épico vídeo previo que correrá a cargo de la cadena que emite el partido, este año la CBS.
Tras esto, se dará entrada a la bandera americana, que cubrirá prácticamente todo el terreno de juego y será portada por diversos militares. Y el momento cumbre llegará con el canto del himno estadounidense, siempre a cargo de una superestrella de la música de aquel país. En esta edición serán Jazmine Sullivan, acompañada de Eric Church, los encardados de intentar emular la que, dicen, ha sido la mejor interpretación de la historia de la Super Bowl: la de Withney Houston en 1991, un tremendo derroche de patriotismo "made in USA" en plena Guerra del Golfo.
El final de la canción coincidirá, como un reloj, con el paso de aviones por encima del estadio.
La Super Bowl ha sido, salvo contadas excepciones, un partido lleno de épica y rivalidad, que suele decidirse en los instantes finales. La relativa facilidad con la que se puede anotar en el fútbol americano provoca que un partido sea muy difícil que quede resuelto.
Más allá del deporte, la Super Bowl se caracteriza por el gran espectáculo del descanso. Esto no ha sido siempre así, hasta los años 90 el espectáculo del descanso tenía poco protagonismo y solía reducirse a una actuación de un artista local o de una banda marchante universitaria. Pero entonces llegó Michael Jackson, de la mano de Disney, para cambiarlo todo.
Este año, The Weekend será quien brille en el Raymond James Stadium.
Una vez finalizado el partido, llega el momento de entregar el Trofeo Vince Lombardi, nombrado así en honor al primer entrenador que se alzó con la Super Bowl, comandando a los Green Bay Packers, y que falleció pocos años después a causa de un cáncer.
Pero antes: confeti. Mucho confeti.
Tras el final del partido, el campo se llena de papelitos con los colores institucionales del equipo vencedor, que procede a dar la vuelta de honor por el estadio mientras se dispone la escenografía para la entrega del título.
Con todo preparado, los jugadores vencedores realizan un pasillo, por el que un exjugador portará el trofeo hasta el escenario dispuesto. Aquí, será recibido por el comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien lo entregará, y esto sorprenderá mucho al espectador europeo, no al capitán del equipo victorioso, si no al propietario de la franquicia, que dirá unas palabras de agradecimiento.
Y aquí tocará el final de la noche, en torno a las 5 o 5.30 de la mañana española, por lo que muchos locos de este deporte os pedimos de antemano que nos disculpéis por las ojeras que tendremos el lunes. Pero estaremos al pie del cañón ¡Como siempre!